Carlos Felipa: “El accidente no cambió mi vida, cambió mi rutina de vida”

Cómo un comando del Ejército sobrevive a un atentado terrorista y luego se convierte en un destacado atleta que llega a ser el segundo paracaidista en el mundo en lanzarse a 15 mil pies de altura con una pierna biónica.

Un 23 de noviembre del 2010. Dos de la tarde. Ese día sería la última vez que Carlos Felipa pisaría un terreno de combate. Una mina puesta por terroristas le volaría su pierna izquierda, y parte de la derecha también, además de sus metas en la vida militar.

 Él recuerda que se encontraba realizando una operación contrasubversiva en la región de Yaviro, en San Martín de Pangoa, ubicada en la zona del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem).

Pese a que el atentado le costó la vida a varios de sus compañeros, la muerte no asomó por su lado. Le habían mutilado su pierna, pero no su férreo corazón.

Una correa y un torniquete en la rodilla, sumado a un fusil y un par de granadas fueron su resistencia hasta que al día siguiente que un helicóptero lo rescató del infierno en la tierra.

Carlos Felipa se sobrepuso a 12 operaciones quirúrgicas. Estuvo a punto de perder las dos piernas. La izquierda quedó totalmente mutilada, pero los médicos hicieron lo imposible por salvarle la derecha. Uno de los tres músculos de su pantorrilla le fue extraído para cubrir la rodilla de la pierna derecha. Fue un injerto para reconstruir la piel.

 “Los médicos me decían que me acostumbrara a una silla de ruedas porque ya no iba a caminar. Pero yo les demostraría lo contrario”, recuerda Felipa.

En la búsqueda de una prótesis que reemplazara la ausencia de su miembro derecho, se encontró en Internet con la Genium Bionic Prosthetic System.

Una impresionante pierna biónica que trabaja con chips y sensores de movimiento, capaz de funcionar como una pierna normal. No era una prótesis común. Convertirían a Carlos -pensando ficticiamente- en mitad humano, mitad robot. Solo le faltaba reunir 92 000 dólares y comprarla. Hacer realidad la ficción solo se ve en las películas, pero para él nada era imposible.

Buscar apoyo para el financiamiento de la prótesis no fue fácil. Sin embargo, después de tantas solicitudes, en el 2011, gracias a su empeño por mantenerse en la vida militar, su historia llegó a oídos del presidente Ollanta Humala, quien firmó una resolución en donde le concedía la pierna biónica por su valentía en combate y le ofrecía viajar a Estados Unidos para empezar con su rehabilitación.

Deja un comentario